Por qué deberías cambiar tu rutina facial cada cierto tiempo
A veces nos cuesta tanto encontrar productos cosméticos que nos gusten y que se adapten a las necesidades de nuestra piel, que cuando lo hacemos y los metemos dentro de la categoría de favoritos ni nos planteamos la posibilidad de cambiarlos por otros. Hasta que un día nos damos cuenta de que ya no nos funcionan tan bien como solían hacer…¿Qué ha pasado? ¿No eran tan buenos como suponíamos? ¿Han cambiado su formulación a peor?
Nada de eso. En realidad, la que ha cambiado ha sido nuestra piel, y por tanto, también deberían cambiar las rutinas y productos con los que mimarla. Para evaluarlo, deberemos prestar atención al origen de ese cambio en nuestra dermis, ya que éste puede producirse por motivos muy diversos:
Envejecimiento. Conforme nuestra piel madura, se vuelve más fina y delicada, a la vez que aumenta su necesidad de hidratación. Por eso es poco probable que tu crema favorita en la actualidad siga siendo la misma que usabas hace diez años. Seguramente, ahora tu piel sea más exigente y necesites un producto mucho más completo.
Cambios hormonales. Embarazos, desarreglos menstruales, menopausia…Si has sufrido acné, sabes que las hormonas juegan un papel importante en el estado de tu piel. Aprende a escucharla para detectar esos cambios y adaptarte a ellos también en tu rutina facial.
Alimentación. Somos lo que comemos, y esto se refleja también en nuestra piel. Si tus hábitos de alimentación han variado, es probable que tu piel ya no sea la misma. Y ojo, esto no significa que haya ido a peor, sólo que tal vez los productos para cuidarla deben atender necesidades diferentes.
Clima. Los cambios climáticos, el paso de las estaciones…todo ello influye en los seres vivos que nos rodean, y nosotras no íbamos a ser menos. Por eso, es conveniente prestar atención y comparar el estado de nuestra piel en los meses más fríos en contraposición a los meses más cálidos, analizar cómo reacciona a la humedad cuando estamos cerca del mar, etc, para poder valorar qué tipo de producto o tratamiento es más adecuado en cada momento.
Costumbre. Porque sí, tu piel se acostumbra a los productos que absorbe, y si no los cambias nunca, puede acabar ‘cansándose’ de ellos. Por eso, nosotras siempre recomendamos tener al menos dos rutinas favoritas e ir alternándolas cada cierto tiempo, para evitar esa ‘desidia epidérmica’ y aprovechar todos los nutrientes y propiedades de los productos que aplicamos sobre nuestra piel.
¿Sientes que necesitas cambiar tu rutina facial, pero no tienes claro cómo? Pregúntanos, nosotras hemos pasado muchas veces por ahí y estaremos encantadas de compartir contigo nuestra experiencia y contarte los productos que mejor nos funcionan en cada caso.